Yo empecé a ayudar en la tienda desde los quince años y hasta la jubilación, fueron casi cincuenta años al pie del mostrador.
En el año 1.946 me casé con Pere Juanola Costa, procedente de un ámbito muy diferente al de nuestra actividad, pero se entregó al trabajo, con ilusión y firmeza. Eran tiempos realmente difíciles de post-guerra, con carencias de materias primas y con inconvenientes de toda clase, pero con constancia y voluntad, con todo mi apoyo, y sin mirar nunca las horas de trabajo que dedicábamos pudimos conseguir, con el transcurso de las décadas, una gran transformación de las instalaciones.
En el año 1.963 abrimos la actual tienda, en la calle Muralla nº. 21 y a principios de los años setenta, la parte de la elaboración fue instalada en una nave, en la calle Núria nº5, con hornos y maquinaria moderna. Habíamos hecho un gran paso. En aquella época, ya contábamos con el apoyo de nuestro hijo Josep y su esposa Modesta Cortada.
Mi marido, Pere Juanola, activo y trabajador, procuró abrir mercado fuera del círculo ampurdanés, en que nos movíamos comercialmente; introdujo muchos cambios, perfeccionó y simplificó sistemas de elaboración en enseres esenciales, y no paró, exponiendo y hablando con técnicos y mecánicos, hasta conseguir una máquina especial para nuestra industria, que él consideraba capital y que no existía en el mercado. Cuando lo consiguió fue para él, la gran victoria.